martes, 13 de noviembre de 2012

Marilyn Monroe, de Andy Warhol


Andy Warhol fue el más importante e influyente de los artistas del movimiento Pop Art o Arte Pop, un movimiento surgido a finales de los años 50 que se caracterizó por convertir objetos de la vida cotidiana en obras de arte, un revulsivo frente al Expresionismo abstracto que dominaba el panorama artístico. De este modo, anuncios publicitarios, envases de alimentos, viñetas de comics o fotografías de personajes famosos entraban a formar parte de las colecciones de los museos. Andy Warhol, hijo de un matrimonio eslovaco emigrado a los Estados Unidos, estuvo siempre obsesionado con la idea de ser famoso, y lo consiguió. Estudió arte comercial y en 1949 se trasladó a Nueva York, donde no tardó en trabajar diseñando portadas de discos y anuncios publicitarios, trabajos con los que empezó a tener cierto renombre, realizando incluso exposiciones de sus ilustraciones para anuncios de zapatos. En los 60 comenzó a pintar objetos cotidianos, como sus famosas latas de sopa Campbell o de Coca Cola, objetos que consideraba símbolos de la cultura estadounidense tan importantes como Liz Taylor o Marilyn Monroe. La élite de la crítica lo encumbró y no tardó en crear su propio estudio, The Factory, por donde pasaron todos los modelos, artistas y personalidades underground del momento. 

Fue entonces cuando realizó la obra que nos ocupa, sin duda una de las más conocidas del artista. Tras la trágica muerte de Marilyn Monroe en 1962, decidió inmortalizarla realizando una serie de serigrafías a partir de una foto promocional de la película "Niágara", película con la que la actriz saltó al estrellato. Presentada en filas, columnas o de forma aislada, aplica a la foto técnicas del cine y la publicidad, convirtiéndola en un cartel que se confunde con un cuadro. Marilyn no fue la única famosa retratada por Warhol, sino que otros personajes como Liz Taylor o John Lennon también prestaron su imagen. Especialmente conocido es el retrato de Mao Zedong. 



domingo, 28 de octubre de 2012

Poeta en la cima de la montaña, de Shen Zhou



Aunque la pintura japonesa tuvo más trascendencia en Europa que la china, fue la china, la precursora de la japonesa. Shen Zhou fue un pintor chino que vivió durante la dinastía Ming, en el siglo XV, que fue el fundador de la escuela Wu. Toda su obra (bastante desconocida aquí), estuvo muy influenciada por la pintura de Ni Zan y sobretodo de Wu Cheng, y se basa en una total libertad compositiva, además de fuertes y dinámicas pinceladas capaces de crear distintos volúmenes y ambientes, creando escenas de fuerte carga poética, pero muy realistas al mismo tiempo, en lo que serían las características básicas de la escuela Wu. Poeta en la cima de la montaña es un claro ejemplo de eso. Las distintas tonalidades de la tinta negra logran crear distintos planos, utilizando pinceladas claras y difusas para relegar las montañas a la lejanía, y pinceladas fuertes y oscuras para los pinos que se alinean en primer término, ocultando los pequeños edificios que se adivinan en la espesura. Esta obra está realizada en un rollo de papel, fue pintada en 1496 y hoy se encuentra en el Nelson Atkins Museum de Kansas City.

domingo, 21 de octubre de 2012

La dama del armiño, de Leonardo da Vinci

Este cuadro ha sido tan retocado por distintas manos, que durante mucho tiempo se dudó de la autoría de Leonardo. El retrato, uno de los cuatro que realizó el artista, representa posiblemente a Cecilia Gallerani, amante del duque de Milán, Ludovico Sforza, y el armiño que sostiene en brazos puede ser una alusión al nombre de la retratada (armiño en griego se pronucia galé). Llama la atención de este retrato la luz que no parece concordar con el fondo negro, y es que parece ser que tras el fondo había pintada una ventana con un paisaje que sería la responsable de esa luz. Por otro lado, también es llamativa la mano de la muchacha, desproporcionadamente grande, que sin embargo aporta elegancia y un porte regio. El cuadro fue pintado entre 1483 y 1484, y pasor a propiedad del rey de Francia tras la conquista de Milán. Durante la Revolución Francesa, el cuadro pasó a propiedad del príncipe polaco Czartoryska, y en cuya colección continúa hoy, en Cracovia.


miércoles, 17 de octubre de 2012

El Temerario llevado al desguace, de Turner

 Joseph Mallord William Turner está considerado como una de las grandes figuras del pintura británica, un controvertido genio del paisaje y la acuarela que influyó en muchos aspectos de la pintura posterior. Aunque muchos le consideran como uno de los precursores del Impresionismo, por la obsesión que tenía por la luz, su obra se encuendra dentro del Romanticismo. Turner pintó como nadie los desastres naturales que empequeñecen al ser humano. Incendios, tormentas, naufragios... forman parte de sus obras, aunque también cultivó mucho el paisaje. En sus últimas obras se empeiza a apreciar un alejamiento de la realidad, y los objetos representados apenas son reconocibles. El Temerario llevado al desguace es una de sus obras más famosas, basadas en un hecho que el mismo vivió. El Temerario fue el orgullo de la marina británica, un majestuoso velero cuyo tiempo ya había pasado, y que ahora era arrastrado a la muerte por un feo barco de vapor, un símbolo de que la navegación se volvía más eficiente y moderna con la máquina de vapor, pero también de que perdía la gloria pasada. El ocaso del día coincide con el ocaso del barco y hay quien dice que también es símbolo de que la vejez es sustituida por la juventud. El Temerario llevado al desguace fue pintado en 1838 y se expone en el National Gallery de Londres.


miércoles, 30 de mayo de 2012

Adele Bloch-Bauer I, de Klimt



En 1903, Adele Bloch, la triste esposa de un importante industrial (fue un matrimonio pactado, de conveniencia en el que nunca surgió el amor), le encargó a Klimt este retrato, que no sería terminado hasta 1907, siendo la obra maestra del que se ha dado en llamar Estilo Dorado, por motivos obvios. En el retrato, la mujer aparece sentada en un sillón, en un entorno bidimensional, en el que tanto el sillón como el vestido de ella se funden con los mosaicos de colores y el fondo dorado de la habitación, un dorado que parece envolverlo todo, casi como si se tratara de un icono bizantino, sensación acentuada por el hecho de que de Adele solo se ven el torso, las manos y el rostro. Aunque la bidimensionalidad de la obra es una clara influencia japonesa, la verdadera influencia la encontramos en los mosaicos dorados bizantinos que Gustav Klimt había visto en Rávena en 1903. Adele Bloch-Bauer, una mujer melancólica, triste, depresiva, con posibles tendencias autodestructivas, y de la que se dice que tuvo una relación con el pintor, no quedó muy satisfecha con el cuadro, por el mero hecho de aparecer sentada, por lo que Klimt le dedicó otro retrato unos años más tarde (1912), Adele Bloch-Baur II. Los dos retratos se encuentran hoy en la Österreichische Gallerie de Viena (Museo Belvedere).

Lámina en A4, 15€
Lámina en A3, 25€

jueves, 24 de mayo de 2012

Tondo Doni, de Miguel Ángel

Esta obra, en realidad llamada Sagrada Familia con San Juanito, es la única obra pictórica atribuída con seguridad a Miguel Ángel (a excepción de la Capilla Sixtina, claro), fechada sobre 1504, y representa a José, pasándole al Niño a la Virgen en primer término. Un muro separa a la Sagrada Familia de los desnudos y San Juanito. Parece ser que se trata de un encargo de Agnolo Doni, para conmemorar su matrimonio. Ciertamente, esta obra es un anticipo de lo que despues haría en la Capilla, con cuerpos, grandes, casi escultóricos y de colores muy brillantes. 


No está claro el por qué de los cinco desnudos que aparecen de fondo, pero hay que dice que se trata de la representacion de la humanidad antes de la llegada de la Gracia y de Cristo, y otros dicen que son ángeles sin alas. En cualquier caso sí que son recurrentes en su obra. Este cuadro, que se conserva en la Galería Ufizzi de Florencia, aun se mantiene en su marco original, obra del propio Miguel Ángel y cuyo simbolismo se cree que está relacionado con el propio cuadro.