miércoles, 1 de diciembre de 2010

La dársena de San Marcos, de Canaletto

Lámina en A3, 20€
Lámina en A4, 14€
Giovanni Antonio Canal, más conocido como el Canaletto, es uno de los más importantes pintores del Barroco italiano, cuya huella se notó después en el Romanticismo. Su principal preocupación era la pintura de paisajes urbanos, dedicándose en sus primeros tiempos a pintar paisajes romanos y después venecianos, su verdadera obsesión, donde vemos los colores contrastados tan característicos de su obra, en un principio dedicada a la denuncia de la situación de los pobres de Venecia. La Serennisima Republica estaba por aquel entonces sumida en la complacencia de vivir en lo que quedaba de su imperio (que pronto sería víctima de los austriacos), y todo el dinero amasado se gastaba en fiestas sin descanso, siendo Venecia casi una ciudad de vacaciones muy frecuentada por el turismo británico. Fueron los ingleses quienes se interesaron por la obra de Canaletto, quien poco a poco cambió su temática social por vistas de Venecia que luego vendía a los turistas a modo de souvenir, algo por lo que luego sería criticado. Esta obra, de 1730, es una de las múltiples vistas de la dársena de San Marcos, con el Palazzo Ducale, la basílica y la biblioteca Marciana, que realizó, y que se encuentran repartidas por Europa y América.

martes, 23 de noviembre de 2010

La gitana dormida, de Rousseau

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
Henri Rousseau, más conocido como "el Aduanero", debido a que fue funcionario del estado francés hasta jubilarse, es hoy reconocido como el padre del arte Naif. ¿Qué es el arte Naif? No tiene una definición exacta, pero se caracteriza por la ingenuidad y la espontaneidad de las obras, y por el uso de colores vivos y contrastados. De ingenuo se tildó a Rousseau, e incluso de él se dijo que no sabía pintar, pues era autodidacta, y sus cuadros carecen de perspectiva, volúmen o cualquier otro parámetro que se pueda aplicar a la pintura. Sin embargo, los pintores surrealistas y los simbolistas se convertirían en sus principales valedores. La mayoría de su obra se basa en imágenes oníricas, en las que se confunde la realidad con lo soñado. En este cuadro, todo un icono del arte moderno, vemos a una mujer dormida en primer plano y un león junto a ella, pero ¿que hace el león? Lo mismo parece que la está acechando, que está paseando sin más, o incluso es posible que el león no sea real, sino una ensoñación de la mujer. Como puede verse, utiliza colores planos, vivos y contrastados, y hay una ausencia total de perspectiva o profundidad. La Gitana Dormida, pintado en 1897, se encuentra hoy en el MoMA de Nueva York.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Las Espigadoras, de Millet


La vida de Jean Fraçois Millet estuvo marcada por la pobreza en la que siempre vivió y que tanto representó. La mayoría de sus escenas nos muestran a campesinos afanados en sus tareas, en un intento de mostrar al público la dura verdad de una vida que a los habitantes de las ciudades se les antojaba bucólica, siguiendo siempre los dictados del realista Courbet. De hecho, Millet será uno de los principales motores del Realismo, así como uno de los iniciadores de la Escuela de Barbizon, y su obra (tildada de socialista), sería muy admirada después por artistas como Dalí. En esta obra, hoy en el Museo de Orsay de París, nos muestra a tres mujeres realizando la más dura de las tareas del campo, la recogida de las espigas después de la siega a última hora de la tarde. Se trata de una tarea penosa y dolorosa, y Millet la capta representando a la mujer que se toca la espalda tratando de mitigar ese dolor. Millet colocó a las mujeres en primer plano, realzando la importancia de su labor, y otorgándoles una dignidad que siempre aparecería en todos sus campesinos. Son personajes humildes, pero dignos. También es típica de Millet la luz dorada de los atardeceres y los crepúsculos, que siempre inunda sus cuadros y que después influiría en la pintura impresionista. Las Espigadoras fue pintado en 1857.


viernes, 19 de noviembre de 2010

El bar del Folies Bergére, de Manet

Lámina en A3, 15€
Lámina en A4, 9€
Manet realizó este cuadro, una de las obras más emblemáticas del impresionismo, así como el testamento de toda la obra de su autor, mientras comenzaba a quedar incapacitado y a ser consumido por la enfermedad. De hecho, ya no podía salir de su estudio, y la modelo acudía al taller de Manet para posar. En esta obra, podemos ver el gusto por el ambiente nocturno parisino (el Folies Bergére es un bar de Montmartre) que tanto llamó la atención de Manet y del grupo impresionista. En él, una camarera del local, llamada Suzon, con la mirada perdida y aburrida, parece aguardar a que el espectador decida lo que va a tomar, aunque en este caso el espectador es el personaje que aparece reflejado en el gran espejo que se intuye detrás de la joven, personaje que parece estar identificado con el pintor Gaston Latouche. En ese espejo podemos ver también el ambiente del local. A pesar de que podemos ver que el bar está abarrotado, el cuadro es un reflejo de la soledad, la soledad de la camarera (único personaje "real" del cuadro) que además aparece atrapada entre la barra (en la que se aprecian varias naturalezas muertas de objetos típicos de la vida nocturna) y el gran espejo. Este cuadro es un perfecto resúmen de la mentalidad impresionista, vida nocturna, modernidad, inmediatez de la escena, pinceladas largas y yuxtapuestas... Un año después de pintar esta obra, en 1883, Manet moriría por enfermedad después de que le amputaran una pierna. El Bar en el Folies Bergére se encuentra hoy en la Courtauld Gallery de Londres.

jueves, 18 de noviembre de 2010

La encajera, de Vermeer

Lámina en A4, 8€
Vermeer de Delft pintó este pequeño cuadro que hoy se encuentra en el Louvre en 1669, y representa una escena de interior, tan típicas en su obra. En ella aparece un muchacha haciendo encaje de bolillos totalmente ajena al espectador, concentrada en su tarea. La luz entra por la parte derecha de cuadro haciendo que parte de la cara de la encajera quede en sombra. Además, el encuadre que Vermeer da a la obra, apareciendo la muchacha cortada a menos de medio cuerpo, da  a este cuadro un aire de modernidad que junto a la luz, llamarían mucho la atención de los impresionistas dos siglos después. De hecho, Renoir dijo que este cuadrito era uno de los más bellos de toda la historia del arte. Parece ser que con esta obra Vermeer quiso esalzar las virtudes femeninas, al igual que con otro de sus cuadros más famosos, "La lechera" (Rijksmuseum, Amsterdam)

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El mar de hielo, de Friedrich

Lámina en A3, 15€
Lámina en A4, 9€
Caspar David Friedrich está considerado como uno de los más importantes pintores románticos, y como el que mejor representa el ideal romántico. Sus pinturas nos muestran a una naturaleza tenebrosa, a veces grandiosa y violenta, que empequeñece al ser humano, siempre perdido en ella y a merced de sus designios. A menudo la muerte pulula por sus obras en forma de cuervos, o como en este caso, en forma del naufragio que se adivina entre los cascotes de hielo (posiblemente se trate de la fragata "Esperanza"). Aquí, el hielo se eleva amenazadoramente, quedando patente el poder de la furia de la naturaleza. Este lienzo, también llamado "El naufragio de la Esperanza", pintado en 1823 por encargo de la futura esposa del zar Nicolás de Rusia, puede verse en el Hamburger Kunsthalle, Hamburgo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Carteles de Toulouse Lautrec

Aunque Lautrec no fue el primero en realizar carteles, sí que fue quien los elevó a la categoría de arte. No solo eso, sino que con ellos nos mostró la forma de vida típica de Montmartre, el barrio de la bohemia, donde la burguesía parisina se mezclaba con los seres de los bajos fondos en los numerosos cabarets de la zona. Precisamente eran estos cabarets y sus artistas los que encargaban los carteles a Lautrec, gracias a los cuales ganaba algo de dinero. A continuación os presento sus cuatro carteles más famosos:

Moulin Rouge, 1891. El famoso Moulin Rouge fue uno de los primeros locales en solicitar los servicios de Toulousse Lautrec, cosechando un gran éxito. En este famosísimo cartel representó a una bailarina de fama efímera, llamada la Goulue, junto al que fue su pareja de baile, Valentín, le "desose" (ambos aparacerían en otras obras del artista). En este cartel puede verse uno de sus descubrimientos, la reducción del fondo a la mínima expresión, y el uso de colores planos, heredado de la estampa japonesa. Simple y efectista.

Ambassadeurs, 1892. Tras el éxito del cartel del Moulin Rouge, Aristide Bruant, un cantante famoso entre la burguesía que se dedicaba a insultar al público que acudía a sus actuaciones mientras cantaba, le encomendó un nuevo cartel para su local Ambassadeurs, en los Campos Elíseos. El éxito fue tal, que Bruant le encomendó varios carteles posteriormente.

Divan Japonais, 1893. El gusto por lo oriental que se desarrolló en Europa a finales del siglo XIX, llevó a la apertura de numerosos locales inspirados en Japón o en China, como este Divan regentado por Ed Fournier, que de japonés solo tenía el nombre. En este cartel representó a su amiga Jane Avril, una famosa bailarina que aparecería en muchas otras obras, junto al crítico Edouard de Jardin. En el escenario se adivina la silueta de Yvette Guilbert, una famosa cantante de la época que siempre actuaba con unos largos guantes negros, que se convirtieron en su seña de identidad.

Jane Avril, 1893. Jane Avril le encargó este cartel a Toulousse cuando debutó en el Jardin de París, un conocido local, después del éxito cosechado por el cartel del Ambassadeurs. El cartel recibió una muy buena crítica y de él se hicieron 3000 copias. Jane Avril aparecerá frecuentemente en la obra de Lautrec. Al mismo tiempo que realizaba estos carteles, Toulouse realizó copias de sus cuadros con la misma técnica litográfica para venderlas al gran público. Los encargos de carteles y las ventas de esas copias conformaron los pocos ingresos que permitieron sobrevivir al maltrecho Toulousse en el sórdido Montmartre.




El ferrocarril, de Manet

Lámina en A3, 12€
Lámina en A4, 7€
El escándalo que provocaron "El desayuno en la hierba" y "Olimpia", provocaron que Manet perdiera el favor de los salones oficiales del que había disfrutado antes. La obras que presentaba no pasaban el corte, y a medida que su estilo se acercaba más a los cánones impresionistas (grupo del que siempre se desmarcó), se fue alejando más de la aprobación academiscista. Este cuadro, pintado en 1873, aparecen retratadas Victorine Mourent y la hija del pintor Alphonse Hirsch, Suzanne, en el jardín de este, que colindaba con la estación de Saint Lazare. El ferrocarril,  símbolo del gusto por la modernidad tan de moda entre los impresionistas, es el auténtico protagonista de este lienzo (a pesar de quedar oculto tras el vapor de agua), lienzo que no fue aceptado en los salones oficiales por que no se sabía a que estilo pertenecía. A pesar de todo, Manet nunca dejó de buscar la aprobación oficial. (National Gallery, Washington)

jueves, 4 de noviembre de 2010

El paseo, de Monet

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
No es frecuente que Monet sacrifique el protagonismo del paisaje para cedérselo a la figura humana como hace en este caso. Los retratados son Camille, su pareja, y su hijo Jean, situados en un alto. Realmente, no se trata más que de un pretexto para pintar la luz que incide en el vestido blanco de ella, la sombra que proyecta, y los cambios de luz respecto a la parte soleada. Como era normal en Monet, la pincelada es suelta y las formas están difuminadas. (National Gallery, Washington)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El palco, de Renoir

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
Durante el tiempo que Renoir vivió y pintó junto a Monet y Bazille, fue asimilando las técnicas impresionistas, pintando al aire libre, y utilizando la pincelada suelta y sin formas definidas, convirtiéndose en uno de los grandes maestros del nuevo movimiento. Sin embargo, Renoir sintió más predilección por la figura humana que su colega Monet, y por los temas de la burguesía parisina, como en este caso, en el que su hermano y una modelo llamada Nini posaron para esta imágen que representa una noche cualquiera en la ópera. A pesar de que parece una instantánea, este cuadro llevó un gran trabajo previo. Hoy puede verse en la Courtauldt Gallery de Londres.

lunes, 1 de noviembre de 2010

El grito, de Munch

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
Con este cuadro, Munch creo uno de los iconos del siglo XX, y una de las mejores manifestaciones de la alienación del hombre en la sociedad moderna. Obviamente influido por su propia angustia existencial, su tortuosa relación con las mujeres y la reciente muerte de su madre, esta obra es un reflejo de su propia alma, de su propio grito interno. Para ello empleó colores arbitrarios y un simbolismo patente en el rostro cadavérico del protagonista, los mudos testigos de su grito, la violenta prespectiva y la aplicación de los colores en forma de bandas inestables. De este cuadro Munch realizó varias versiones. Una de ellas estuvo desaparecida durante un año (junto con una Virgen) después de ser robada y posteriormente recuperada, aunque en mal estado de conservación. La versión más famosa, de 1893, puede verse en el museo Munch de Oslo.

jueves, 28 de octubre de 2010

La noche estrellada, de Van Gogh

Lámina en A3, 15€
Lámina en A4, 9€
Durante el tiempo que Vincent estuvo recluido en el psiquiátrico de Saint - Remy, en 1889, se dedicó a pintar lo que veía desde su ventana. El resultado es esta obra, una de las más importantes y conocidas del artista, y una de las que más definen su personalidad inestable. Siempre atraido por la noche, representó aquí un cielo tortuoso, en movimiento, gracias a las espirales de gruesos trazos que serpentean entre las estrellas, concebidas aquí como gigantescos faroles en el cielo que irradian su luz a través de este. Precisamente el amarillo de los astros, vivo y luminoso, contrasta con los tenues amarillos del pueblo, que se adivina a través de las ventanas de las casas.Y es que el espectáculo de esta obra esté en el cielo y no en la tierra. Desde la ventana del sanatorio no se veía ningún ciprés, pero serán recurrentes en toda la obra del artista, como símbolo de su alma atormentada. Esta obra es hoy uno de los más importantes reclamos del MoMA de Nueva York.

martes, 26 de octubre de 2010

Baile en el Moulin de la Galette, de Renoir

Lámina en A3, 15€
Lámina en A4, 9€
En 1876 Renoir creó uno de los lienzos más importantes del Impresionismo, y quizás el más emblemático de toda la carrera del artista. Los domingos y festivos, el Moulin de la Galette, un molino abandonado situado en Montmartre, se llenaba de las gentes del barrio que acudían a pasar el día bailando y divirtiéndose. Como exponente de la vida moderna, Renoir no pudo resistirse a representarlo. Situó las figuras (entre las que hay rostros reconocibles) en dos puntos de vista, superior para las figuras de primer plano y frontal para las del fondo, aunque lo que relamente quería Renoir representar era la luz que se filtra a través de los árboles y las sombras que parecen dar un aire vibrante a toda la composición. 
Aunque Renoir sería uno de los grandes maestros del Impresionismo, su pintura cambiaría para dar cada vez más importancia al dibujo, algo que nunca abandonó, y que se verá en su pintura posterior. El Baile en el Moulin de la Galette se encuentra hoy en el Museo d'Orsay de París.  

viernes, 22 de octubre de 2010

Dama de azul, de Corot

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
Camille Corot es considerado por muchos como el paso intermedio y necesario entre el Romanticismo y el Impresionismo, y estos últimos lo veían como su antecedente directo. El paisaje fue casi siempre protagonista de sus lienzos, sobre todo a partir de su estacia en Roma, donde quedará prendado por la luz de la campiña italiana. Con el paso del tiempo, su pintura fue cambiando, y a medida que el impresionismo comenzaba a tomar forma, su estilo se acercaba más a él, aunque nunca formó parte del grupo, a cuyos miembros consideraba jóvenes impetuosos y sin ningun respeto por las normas. Este cuadro, guardado en el museo del Louvre (París), será uno de los últimos que pintaría, ya que moriría al año siguiente, en 1875.  

martes, 5 de octubre de 2010

Salon des Cent, de Mucha

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€
Alphonse Mucha, pintor y cartelista, es uno de los máximos exponentes del Art Nouveau que tan de moda estuvo a finales del siglo XIX y principios del XX. Gracias a los carteles que realizó para la actriz Sarah Bernhardt consiguió una gran fama recibiendo numerosos encargos. En sus carteles casi siempre aparecen mujeres jóvenes entre flores, siguiendo un estilo que mezclaba la estampa japonesa con la iconografía bizantina. No solo realizó carteles, sino que también diseñó joyas para Fouquet, vestidos y escenarios para obras de teatro, y decoró algunos lugares emblemáticos de Praga, como la catedral de San Vito, donde encontramos vidrieras suyas. Murió en Praga en 1939 y fue enterrado en el Vysehrad, aunque para entonces, su estilo ya había pasado de moda.

Muchacho del chaleco rojo, Cézanne

Lámina en A3, 10 €
Lámina en A4, 6 €
Gran parte de los pintores vanguardistas que siguieron la obra de Cézanne, lo consideran como el padre de la modernidad, y su influencia se nota en algunas de la obras de Picasso o Matisse. Aunque Cézanne empezó sus pasos ligado al movimiento impresionista e incluso expuso en las muestras del movimiento, siempre estuvo preocupado por la forma y la figura y desde el principio se desligó en parte del movimiento y sus compañeros, entre otras cosas por su carácter irritable y huraño. No es frecuente que Cézanne opte por contratar o modelos profesionales, pero para este cuadro y los otros tres que componen la serie contrató al italiano Michelangelo di Rosa. En el destaca la mirada melancólica del retratado y esa patente geometrización de las formas que casi se transformará en cubismo en obras como "La montaña de Santa Victoria". Su preocupación por los volúmenes y el color se debía a que pensaba que era necesario que el impresionismo cambiara su visión de estos aspectos para que pudiera ser incluido en los salones oficiales y los museos. Este retrato fue pintado en 1890 y se encuentra en la Fundación Bührle de Zurich.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ashura de Kofukuji

El templo de Kofukuji en Nara, Japón, es uno de los templo más antiguos del país, y auqnue hoy esté compuesto solamente por una docena de edificios (entre los que se cuentan una pagoda de 5 pisos y otra de 3), se dice que llegó a tener más de 170 (casi todos ellos destruídos por guerras, incendios y luchas intestinas). El templo original fue edificiado en Kyoto en 669 en honor al emperador Tenji, para que recuperara la salud, pero fue trasladado a Nara en 672. La escultura del Ashura de Kofukuji forma parte del tesoro del templo y representa a una de las ocho deidades guardianas budistas, y data del siglo VIII.
Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€

martes, 14 de septiembre de 2010

El éxtasis de Santa Teresa, de Bernini

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€

El éxtasis de Santa Teresa, está considerada como una de las mas importantes obras escultóricas del alto Barroco romano, y representa el momento en el que el ángel se dispone a atravesar el corazón de la Santa con la flecha dorada, escena sacada de los propios escritos de la monja, canonizada en 1622. Tras el fin del papado de los Barberini, Bernini cayó en desgracia (por lo derroches y excesos de estos papas en los que participó), por lo que sus servicios estaban disponibles, y de ellos hizo uso el cardenal veneciano Federico Cornaro, quien le encargó esta obra para su tumba en la iglesia de Santa Maria della Vittoria, en Roma. La obra fue realizada entre 1647 y 1651, tomando siempre como referencia los textos de Santa Teresa en los que relata el momento de la transberveración, momento de terrible dolor y gran placer, al que muchos críticos atribuyen una cierta carga erótica. El tratamiento del mármol que hace Bernini, puliendo en gran medida algunas partes y dejando en bruto otras, le da un fuerte aire de teatralidad a la escena, a lo que contribuyen la expresión de los personajes. Hoy por hoy, la obra se encuentra donde se colocó en un inicio, es decir, en la iglesia de Santa Maria della Vittoria de Roma, en la capilla Cornaro.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La gran odalisca, de Ingres

Lámina en A3, 12€
Lámina en A4, 7€
A comienzos del siglo XIX, se produjo una especie de moda por lo oriental y lo exótico que se manifestó claramente en la pintura de la época, integrada, por aquel entonces, en el Neoclasicismo, principalmente representado por la obra de David y la de Ingres, completamente opustas entre sí. Este último se alejó gradualemnte del gusto por lo clásico y se fue acercando poco a poco al mundo de los baños y harenes turcos, sintiendo una gran predilección por la representación del cuerpo femenino. Este cuadro formaba pareja con otro hoy desaparecido, y es uno de los desnudos más controvertidos de toda la historia del arte (de hecho, se expuso junto a la Olimpia de Manet), pero al mismo tiempo es de los más hermosos, a pesar del alteraciones anatómicas que presenta (ese escorzo requeriría tener varias vértebras de más), alteraciones que pasan desapercibidas por la armonía general del cuadro. La gran odalisca, pintado en 1814, se encontra hoy en Louvre, París.

sábado, 21 de agosto de 2010

Bóveda de la Capilla Sixtina, de Miguel Ángel

Lámina en A3, 40€
Lámina en A4, 25€

Miguel Angel acometió la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina en 1508 y trabajó en ella hasta 1512, año en el que se dió la primera misa en la capilla con la bóveda terminada. En total, cubrió cerca de 500 metros cuadrados de bóveda de cañón con uno de los conjuntos pictóricos más importantes y más bellos de toda la historia del arte. Fue Julio II (incitado por Bramante) quien decidió que sería Miguel Angel quien pintara la bóveda, a lo que este respondió huyendo a Florencia, aunque finalmente tuvo que aceptar el encargo. Miguel Angel dividió la superficie de la bóveda con falsos elementos arquitectónicos en los que se enmarcan todas las escenas representadas. En el centro escenas del Antiguo Testamento referentes a la Creación y al Diluvio Universal, a modo de viñetas, de las que las del diluvio tienen el orden cambiado, para que la escena del Diluvio propiamente dicha, quedara en un cuadro grande. En los cuadros pequeños aparecen los ignudi, o desnudos broncíneos que sujetan medallones de bronce. De derecha a izquierda las escenas son:
  • La separación de la luz y las tinieblas
  • La creación de los astros y las plantas
  • La separación del mar y la tierra
  • La creación de Adán
  • La creación de Eva
  • El pecado original y la expulsión del Paraiso
  • El sacrificio de Noé
  • El Diluvio Universal
  • La embriaguez de Noé.

En los triángulos que se encontrarían sobre los lunetos (no representados en el dibujo), aparecen los antepasados de Cristo, y entre ellos, se alinean los profetas y sibilas, una galería de gigantes, como se les ha llamado. Representan a todos los videntes que tuvieron alguna relación con el anuncio de la venida del Mesías. Son doce, aunque en el dibujo solo aparecen 10. Con ellos, Miguel Ángel creó un efecto óptico de tal modo que los videntes de la izquierda son más pequeños que los de la derecha, algo que hizo para que al entrar en la capilla, la perspectiva no hiciera que los videntes justo encima de la puerta fueran mayores que los situados junto al altar. En la fila superior, de izquierda a derecha:
  • La sibila Délfica
  • El profeta Isaías
  • La sibila de Cumas
  • El profeta Daniel
  • La sibila Líbica
En la fila inferior, de izquierda a derecha:
  • El profeta Joel
  • La sibila de Eritrea
  • El profeta Ezequiel
  • La sibila Pérsica
  • El profeta Jeremías
En la imagen faltarían los profetas Zacarías y Jonás enclavados en cada extremo de la línea central.


La Sibila Líbica en la Capilla Sixtina, de Miguel Ángel

Lámina en A3, 8€
Lámina en A4, 5€

Los girasoles, de Van Gogh

Lámina en A3, 10€
Lámina en A4, 6€

El nacimiento de Venus, de Botticelli

Sandro Botticelli pintó este cuadro, uno de los más conocidos de toda su producción, por encargo de la familia Medici, para decorar uno de sus palacios campestres. En esta obra, el artista escoge un tema mitológico, algo que comenzaba a ser habitual en la pintura del Renacimiento. En concreto se recoge la llegada de Venus a la isla de Citera, a donde es arrastrada en una gran concha por el viento de Céfiro y Aura que aparecen abrazados. En la playa la espera una de las Horas, en este caso la de la primavera. A su alrededor aparecen las rosas que según la mitología nacieron con Venus. La obra de Botticelli bebe mucho de la estatuaria clásica, algo que puede verse sobre todo en la postura de Venus, típica de las Venus púdicas romanas, pero también en los marcados pliegues de los ropajes y en las líneas oscuras que delimitan claramente el contorno de las figuras. Por otro lado, los personajes presentan cierto estatismo, y eso le da a la obra (no solo a esta, sino a toda la obra de Botticelli) un cierto aire arcaico y primitivo. El Nacimiento de Venus, que se encuentra en la Galería de los Uffizi de Florencia, fue pintado en 1485. 

Lámina en A3, 15€
Lámina en A4, 9€